Las naciones europeas en el último cuarto del siglo XIX decidieron buscar nuevos mercados comerciales donde poder ubicar sus excedentes de producción, conquistando territorios o controlando naciones independientes a través de políticas económicas adecuadas a sus intereses comerciales.
Hubo acabadas razones para que se produjeran en este momento del siglo, puesto que Europa había pasado por crisis económicas debido a las grandes producciones industriales de manufacturas, la respuesta a la depresión económica es la expansión territorial o el dominio de mercados internacionales.
Las medidas económicas llevadas a la práctica se relacionan con leyes proteccionistas, para garantizar la industria nacional por sobre las importaciones, las fusiones de empresas para aunar capitales, aumentando de esta manera poder e influencia.
Para llevar adelante esta política económica, las diferentes naciones usaron o tomaron todas las medidas necesarias, como en el caso de Gran Bretaña que control las rutas marítimas internacionales.
Las inversiones que se realizaron en las colonias fueron relacionadas pura y exclusivamente con el comercio que le interesaba a la metrópoli, como la construcción de puentes, caminos, ferrocarriles, telégrafos, para simplemente favorecer al mismo.
De estas relaciones comerciales se vieron favorecidas élites locales de número reducido de integrantes, en comparación a la población.
Fue en los territorios en que no existían estructuras políticas o eran muy precarias, donde las metrópolis desarrollaron un mayor control sobre la población y los recursos autóctonos.
Esta política imperialista, amparada en la supuesta misión civilizadora que el hombre blanco tenía para con los "pueblos inferiores".
La política del imperialismo generó en el siglo pasado rivalidades entre las potencias antiguas y las nuevas naciones que pretendían consolidarse como potencias, estas rivalidades tendieron con el tiempo a agudizar la lucha por el control de determinadas zonas, fundamentalmente donde se localizaban las grandes reservas de riquezas naturales, por lo anterior se fueron consolidando alianzas internacionales que al no poder resolver sus diferencias por la vía diplomática originaron conflictos armados de dimensiones mundiales.
El afán de lucro desmedido llevó a las naciones europeas a adquirir armamento bélico, a pesar de que ese período se denominó la paz armada, teniendo como consecuencia la primera guerra mundial.
Imperialismo en el siglo XIX
miércoles, 16 de abril de 2008
Hora de la síntesis.
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